Si los pecadores serán condenados, por lo menos dejalos saltar al infierno sobre nuestros cuerpos. Y si perecerán, dejalos perecer con nuestros brazos alrededor de sus rodillas implorandoles a ellos que se queden. Si el infierno tiene que ser llenado, por lo menos deja que sea llenado contra todas nuestras fuerzas, y no permitas que nadie vaya allá sin previo aviso y oración.
Por C.H. Spurgeon
No hay comentarios.:
Publicar un comentario